Un honor estar aquí, y también, un momento histórico indecible, tanto para la Logoterapia, como para las letras y la labor editorial en México. Al mismo tiempo, me siento atrapado: enfrento una novedad inusual: presento un libro en el que se halla presente la autora, la Mtra. Catalina Arzoz quien me merece una atención propia como constructora de la obra y ésta misma ligada a ella. Por otro lado, está presenta la persona a quien este trabajo honra por su labor como logoterapeuta, como educadora y forjadora de una Institución formadora de logoterapeutas y como creadora de una editorial que impulsó la publicación de obras nuevas y propició el aparecer de diversas plumas que trajeron agua fresca al quehacer de la logoterapia y el análisis existencial.
Sin embargo, el fondo de este evento que nos congrega es asistir a un parto: Leticia Ascencio de García pasa la estafeta a Catalina Arzoz y nos presenta a la hija que nace para sostener la labor editorial que ahora tomará el cariz de la propia Caty. A la luz de este alumbramiento, muestro la obra que reúne a las dos amigas: Caty y Leti.
Cuando Caty me favoreció al invitarme a revisar la “Antología” que había preparado, acerca de la vida y obra de Leti, lo primero que se planteaba fue el nombre de ella. Después de muchas pláticas, el nombre quedó como “Fragmentos de una misión cumplida”, me dio la imagen de un rompecabezas que fue armando con los fragmentos que se hallaban sueltos y había que ir reuniendo. Caty narra cómo lo fue haciendo: recopiló artículos, conferencias, participación de sus colegas maestros, trabajos de sus alumnos, en fin, una gran información.
Al ir leyendo, me fui encontrando con la voz viva de mi hermana Leti, y escuchaba su tono de voz, veía su rostro, en especial esa sonrisa que disfruto tanto y lo hago hasta la fecha. ¡Cuánto hemos caminado juntos!
El primer rayo de sol que abre el alba de la obra pertenece a unas palabras de otra gran amiga: Pamy y afirma: “Leti nos comparte sus conocimientos y sus vivencias con una autenticidad muy de ella, propiciando la reflexión y acariciando el alma…”. En ese momento brotó un calorcito en mi cuerpo que me recordó la mirada de Leti cuando me recibía: calidez que acariciaba mi alma. Saber que nos encontraríamos alegraba mi corazón.
Al avanzar, la obra me mostró en el dolor que atravesaba las hojas, lo que antecede a los fragmentos: la ruptura. La vida de Leti muestra un camino desgarrador en el que el sufrimiento estuvo presente en muchos momentos: fragmentos de dolor. En la misma enramada crecían los instantes de alegría y conquista: fragmentos de gozo. ¡Cuánta labor de conquista personal para lograr el camino de la integración!
En ese momento la obra me dio una voltereta: no era un rompecabezas, ya que la vida de Leti no existía antes de Leti. Surgió la nueva imagen: un calidoscopio. El calidoscopio muestra la maravilla de la creación: siempre novedad, nunca repetición. Lo dicho nunca está dicho, siempre hay una palabra que pondrá nombre a lo que todavía no es. Leti generó una familia que no es copia de la de sus padres, diseñó una institución que no es copia de Viena, Implementó un programa editorial que no es copia de las otras editoriales. Y hoy, al pasar la estafeta, confía en la bondad creadora de la vida, que en manos de Caty, hará maravillas.
Falta un dato: el calidoscopio no se arma y rearma a sí mismo, requiere que alguien lo mueva. En cambio, la persona inicia su cambio desde dentro de sí mismo. Ah, pero también se requiere de un desde fuera: la semilla que fecunda. El movimiento de personalización inicia en el encuentro, la relación por excelencia como lo vivimos en aquel evento en que nos reunimos bajo el título de “La persona: conquista sin fin”. Hoy te sigues conquistando, como tu obra sigue esparciendo semillas de sentido.
Iniciamos con una charla para hablar sobre un quehacer específico que me trajo a tu oficina, allá en Rosedal y en menos que canta un gallo, nos hicimos amigos. Una vez más la vivencia serendipity me mostró la grandeza de la sorpresa: apareciste en mi vida sin que me lo imaginara, pero menos aún, que el poder de nuestro espíritu nos hermanara y hoy seamos hermanos del alma. Desde esta vivencia releo tu obra. Se me antoja decir que nuestra relación es un calidoscopio de amistad y hermandad cuyo sentido es servir a los demás.
Ante todos estos testigos, el día de hoy confirmo que Leti tiene la cualidad de ver “la posibilidad” en las personas y no es la excepción el evento que hoy nos congrega: la asunción de Caty a la dirección de Ediciones LAG, de quien en un momento la misma Leti sostuvo: “Ahora Catalina Arzoz se perfila como alguien que colabora muy de cerca conmigo…”. Hermanita, tu ojo de lince supo cazar a la presa.
La antología dedicada a la vida y obra de Leti, número 24 tiene una hermana mayor: “Trabajar con sentido es vivir con sentido”, número 22 de la Colección Sentido, texto de Catalina Arzoz. Caty llega a este momento con su morral lleno de semillas: cuenta con una formación excelente a nivel de licenciatura, maestría y varios diplomados, tiene una experiencia laboral justo en el área de riesgo ante el desempleo, es profesora y escritora. ¡Casi nada! Ahora ustedes me dirán si Leti tiene el talento de ver los potenciales de las personas o no.
Ver el potencial en una persona no es sólo reparar en la joya preciosa que se tiene enfrente, sino aceptar con humildad que el otro puede llevar más lejos lo que nosotros no tenemos o no nos imaginamos. Observar el potencial es conectar con la posibilidad del más allá de mí mismo. Constatar lo posible es un homenaje al por-venir.
Un tema abraza a los dos textos: en Leti surge como una dolencia que atrapa, en su mayoría, a los cuidadores. Parece ser que los profesionales de la sanación y del cuidado se ven envueltos en la vorágine del dolor al entregarse al que cuidan y, paradójicamente, no se cuidan a sí mismos. El trasfondo de este tema es el trabajo: dedicarse al cuidado de los otros es un trabajo y, cada vez exige más formación profesional.
Cuando Leti aborda el tema del burnout, se acerca, exactamente al planteamiento de Caty: un trabajo sin sentido. Una contradicción saca los colmillos: ¿servir a los demás, “hasta que duela”, puede ser un quehacer sin sentido? Para responder a esta pregunta iremos a un interrogante que hace Caty en su libro: “¿Qué pasa con el valor vinculante que hasta hoy el trabajo implica?”. Ojo: trabajar no es un hacer, es un hacer-para-otro en medio de una comunidad, de tal manera que, si el vínculo que liga a las personas a través del trabajo no es nutriente, se vuelve asfixiante, tóxico, mortificante… y, en el límite: esclavizante.
Ahora es Caty quien recibe la estafeta con las palabras que coloca en la décima conclusión que coloca en su libro: “Sábete libre para elegir la actitud que tendrás ante tu situación laboral actual” y ya podemos añadir: “sábete libre de la actitud que tendrás ante tu existencia, el mundo te está llamando”.
Quiero preparar la toma de la estafeta con unas palabras que he colocado en uno de mis libros: “…el sentido es el botón que florece como fruto de la relación”
Hoy Ediciones LAG adquiere un nuevo sentido, producto de la relación entre Leti y Cati. ¡Qué maravilla!: una amistad germina con nuevas semillas y abre los pétalos al nuevo camino que seguirá ediciones LAG con la inspiración inolvidable de Leti.
Muchas gracias