Historias

Evolucionando Ediciones LAG

Nacimiento y celebración de una ilusión

Hace 10 años surgió una idea que hoy conmemoramos con este número: publicar LA REVISTA MEXICANA DE LOGOTERAPIA. Como casi todo lo que hago, sobre todo cuando me considero inexperta en el tema, pido asesoría al respecto. En este caso pedí apoyo a dos de mis hermanos: a Salvador para que me hiciera el diseño de la portada pidiéndole que llevara algún motivo que mostrara nuestra cultura mexicana y a Juan porque sabe de literatura y de publicaciones. Recuerdo su frase: “No te felicito Leti porque inicies una revista, te felicitaré cuando tengas años de publicarla, porque una revista cualquiera la empieza, pero no cualquiera la mantiene.”

 

Yo espero que esta revista viva muchos años y que con ellos cada día aparezca más a tiempo como lo ha hecho ya en los últimos dos números. No nos caben las frases de motivación: Bravo Gerardo, estuviste increíble ahora si saldrá sin sobresaltos… la logoterapia habla de pensar en lo positivo y quiero creer que Gerardo cada día hará las revisiones y las entregas más a tiempo.

Quiero mencionar que para vestir al niño cada semestre se requiere de muchos cuidados y mucha intervención. Me impresiona positivamente la ecología social que implica una publicación de esta naturaleza. Nos hermanamos todos en un valor común: “compartir algo de lo que hago o lo que se, al alcance de otros”.

Este es el principio de autotrascendencia del que nos habla Frankl, todos los que han participado en estos 10 años han tenido algo que decir y lo han compartido para muchos lugares y algunos rincones del planeta, porque la revista se solicita en lugares inesperados; Francia, Guatemala, Sudafrica, Brazil, Japón, Israel, España, un pueblito de Michoacán, otro en la Sierra de Chihuahua, uno en Texcoco, no puedo mencionar tantas sorpresas que llegan al solicitar la revista. Todos interesados en conocer lo que estamos construyendo, y lo que personas de otros países comparten respecto a su quehacer logoterapéutico.

Tenía toda la razón, mantenerla cuesta, y voy a hablar de lo que cuesta: el primero que debe aparecer en este renglón es Gerardo Menéndez el impresor. Cuando lea estas líneas no podrá negar que lo que les cuento es cierto. En cada número hay que corretearlo, repórtate Gerardo, le dejaba mensajes en el teléfono, Gerardoooooo le escribo por Internet para llamar la atención y que me haga caso en mis suplicas semestrales “ya tiene que salir la revista y no nos has entregado las pruebas”, siempre le imploro… cuando estoy a punto de rendirme y buscar para el próximo número a otra persona que lo edite aparece, pero aparece con una cara de ¡y qué pasó!

Aquí está y me la pone en la mano como al niño que le entregan en el pecho a la madre recién parida. Lo abrazo, lo veo, lo disfruto, lo entreleo y su sonrisa que esa sí aparece cuando ha de ser, me derrumba y después de un abrazo se retira dejándome con un sentido de satisfacción indescifrable, de modo tal que el siguiente número vuelve a caer en sus manos y volvemos al mismo juego.

No tenemos tema que no queramos incluir, desde Investigaciones científicas hasta testimonios personales, todos enriquecen la publicación. Alumnos, maestros, amigos etc, se acercan a entregar trabajos que pudieran colaborar para este motivo.
El Consejo Técnico, está cercano e interesado siempre en lo que se publica. Les doy las gracias por su colaboración y ayuda durante todo este tiempo. Igualmente lo digo al Consejo Editorial que nos apoya, menciono especialmente a Claudia Rueda quien ha escrito las editoriales de algunos números.
Hemos cambiado de correctores de estilo, el que ahora tenemos Felipe Miramontes lo hace con una entrega excepcional.
Adriana León Portilla cuyo sentido del humor no la abandona ni por equívoco, lleva a su cargo la dirección de esta publicación. Disfruto con ella los encuentros y los envíos de los artículos. Elegir muchas veces entre varios que consideramos interesantes, y correr con la linterna de Diógenes cuando nos escasean en alguno de los rubros, es toda una Odisea. A ella le agradezco su interés y su palabra siempre oportuna para empezar la correteada a todos los actores que he mencionado.

Si vamos en el camino de los agradecimientos, al que quiero agradecer de fondo es a ti que nos lees, dos veces al año y hasta a veces imploras que la revista llegue a ti. Pido a Ceci mi hija encargada con Liliana Coronado de la difusión, que les haga llegar lo antes posible la publicación.
Cuando observo los 19 y con este 20 números de las revistas una sensación de integración y plenitud con la vida me cubre. Cuántas personas están trabajando par que el mundo mejore, cuántas personas entregan su intimidad para que tu y yo aprendamos, cuantas más exponen su alma para que el dolor que vives y vivo, se amortigüe un poco, cuantas otras nos enseñan los caminos y las soluciones así como las alternativas para trabajar de tal o cual manera ante grupos y situaciones personales que encontraban sin salida.

La logoterapia tiene la nobleza de hacernos reconocer el privilegio de vivir. Tiene también la filosofía concreta que nos induce a aliviarnos ante el dolor existencial y muchas veces a manejar la angustia que aparece a la vuelta de la esquina ante la cual el desconcierto y el miedo nos desarman. Su grandeza como escuela psicoterapéutica, para mí la que más responde en este siglo de incertidumbres y desvaríos, nos llena de esperanza para vivir y poder enfrentarnos ante un mundo en crisis.

La revista cumple con un recurso terapéutico: la biblioterapia, y lleva consuelo, motivación, ideas de cambio y perspectivas de solución ante las situaciones que nos toca vivir.
Cumple también con un recurso didáctico y educativo, porque aprendemos con ella y nos ofrece ideas que podemos aplicar en el campo de nuestra labor concreta.

De otra parte, enriquece la convivencia humana que dan las palabras que expresa cada uno de los autores. Desde Elisabeth Lukas, por nombrar a la decana alumna de Frankl y la más productiva post-frankleana, hasta la alumna de primer semestre que da su testimonio la experiencia de estudiar logoterapia.

Espero, con esperanza que este anhelo de llevar ideas, de compartir experiencias y aumentar conocimientos en ti, siga activo para que esta revista tenga vida el mayor tiempo posible. De tu interés en su lectura y de la voluntad de trascendencia y generosidad de los autores dependerá. En el equipo de trabajo encuentro un entusiasmo que promete muchos años más.